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La tradición de decorar la Navidad con un belén tiene raíces profundas y simbólicas. El belén, o Nacimiento, representa la escena del nacimiento de Jesús en Belén, que es un elemento central de la celebración navideña cristiana. Se cree que San Francisco de Asís fue el responsable de la primera representación del Nacimiento del Niño Jesús en Europa en el año 1223, utilizando un buey y una mula reales, sin figuras humanas.
En España, esta costumbre se extendió como tradición navideña a mediados del siglo XVIII, cuando el rey Carlos III animó a los miembros de la aristocracia a instalar un Nacimiento en sus casas. Con el tiempo, los belenes han evolucionado para incluir figuras humanas como el Niño Jesús, San José, la Virgen María, y otros personajes secundarios como los Reyes Magos y los pastores.
El belén se ha convertido en una parte importante de las celebraciones navideñas, no solo por su valor estético sino también por su capacidad para enseñar a los niños y recordar a los adultos el significado del nacimiento de Cristo. Además, es una forma de mantener vivas las tradiciones y transmitir mensajes de amor, esperanza y solidaridad durante la temporada navideña.